Cuando estalló la crisis del Covid-19 recuerdo que pensé: “¡Ostras, un Cisne Negro!”. ¿Sabéis lo que es un Cisne Negro? Permitirme que os introduzca un poco en este concepto. La teoría del Cisne Negro fue formulada por el filósofo Nassim Taleb, que escribió un libro bajo el mismo título. Básicamente un Cisne Negro es un suceso sorpresivo, inesperado, de gran impacto socioeconómico, ya sea éste positivo o negativo. Una vez que sucede, todos intentamos racionalizar lo que ha ocurrido, pero la realidad es que nadie lo pudo predecir, solo se pueden buscar explicaciones a posteriori.
Se suele decir que la realidad es caprichosa y todo lo que podemos hacer es aceptarla, adaptarnos lo mejor posible y tomar conciencia de que todo pasa. Dicen los expertos que los Cisnes Negros van a ir sucediéndose cada vez con más frecuencia. Por favor, no penséis que siempre serán acontecimientos desagradables. Un Cisne Negro también puede suponer un gran avance para la humanidad, por ejemplo: la disrupción de internet en nuestro día a día; compañías como Google o Facebook; grandes descubrimientos científicos, como el descubrimiento de la penicilina; el descubrimiento del fuego. La idea central es que somos ciegos ante lo aleatorio, mientras que la realidad nos demuestra que lo aleatorio no solo es significativo, sino que cambia el curso de la humanidad.
Yo creo que lo más interesante de este fenómeno es que pone de manifiesto nuestro sesgo psicológico a creer que las cosas serán siempre más o menos como prevemos, porque seamos sinceros, a nadie le gusta la incertidumbre. Pero resulta que cada vez más tenemos que convivir con ella.
A mí me ayuda mucho meditar para sentirme centrada. Buscar un lugar dentro de mí misma que será estable es un buen antídoto ante tanto cambio exterior. Y no es que no me gusten los cambios, es que para afrontarlos me siento más fuerte recurriendo a ese espacio interior cada vez que siento que emociones de mala calidad me inundan. Hace un par de años que empecé a meditar, a sentarme al menos 15 minutos diarios, a observar mi respiración, mis pensamientos, mis sensaciones físicas, y os aseguro que ha sido toda una revolución para mí, mi propio Cisne Negro personal.
Os invito a todos a hacerlo, no es nada complicado, no hay que esforzarse ni hacer ningún juicio sobre cómo lo hacemos. No es necesario esperar ningún resultado. Solo siéntate con la espalda recta, cierra los ojos y observa tu respiración. Cada vez que aparezca un pensamiento obsérvalo, déjalo pasar y vuelve a tu respiración. Eres tú contigo mismo/a, como estar desnudo/a en una sala llena de espejos.
La meditación te ofrece beneficios a corto, medio y largo plazo. Estos son solo algunos de ellos: nos ayuda a descansar, mejora nuestra memoria y rendimiento, mejora la calidad del sueño, incrementa la creatividad, ayuda a relativizar e induce a mantener una actitud positiva, reduce la ansiedad y la tensión, nos ayuda a ser más compasivos con nosotros mismos y con los demás, ayuda a detectar sesgos de pensamiento, etc.
Ahora que todos estamos en casa, tenemos tiempo y miles de videotutoriales y aplicaciones, ¿Por qué no iniciarnos en esta práctica?
Una vez acudí a un retiro de meditación donde alguien me dijo: “¿Sabes qué?, esto es para valientes”. Ahora sé a qué se refería. ¿Y tú? ¿Eres valiente?
Un abrazo,
Rosa López[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space height=”16px”][vc_single_image image=”140″ img_size=”full”][vc_empty_space height=”16px”][vc_row_inner][vc_column_inner][vc_column_text]
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