La mayoría de las personas, si no todas, quieren ser valoradas de manera positiva en los distintos ámbitos de su vida. En todo caso, que los demás tengan una buena imagen de nosotros es algo especialmente importante en el ámbito laboral. Y es que, cuanto más se consiga mejorar reputación en el trabajo, mayores y mejores son sus oportunidades profesionales. Ahora bien, mantener una buena imagen pública es algo que requiere un esfuerzo considerable. En las líneas que siguen te explicamos qué puedes hacer para mejorar, mantener o restaurar tu reputación en el ámbito laboral.
¡Vaya fama! ¿Pero por qué es tan importante la reputación?
La reputación de una persona se basa en la percepción que los demás tienen de ella incluso cuando no la conocen personalmente. El concepto se refiere a la idea que los demás tienen sobre ti, incluyendo tu carrera profesional, tu papel en la sociedad y tu comportamiento en todas las áreas de la vida. Es una idea se forma a menudo a través de lo que otras personas han experimentado o escuchado acerca de ti.
Su importancia en todos los ámbitos de la vida radica en que, aunque se construye gracias a la experiencia, es decir atendiendo al pasado, sirve como previsión de comportamientos futuros. Por ejemplo, si en tu equipo de trabajo te ven como una empleada responsable, eficiente e independiente, tu jefe dará por sentado que estarás a la altura de esta imagen y seguirás haciendo honor a tu reputación. Toda reputación es siempre una expectativa y una promesa.
Reputación laboral: de las empresas a los empleados
En la vida profesional, es especialmente importante ser percibidos positivamente y gozar de la reputación correspondiente. Esto se aplica tanto a los empleados como a las empresas: unos y otras se esfuerzan por causar una buena impresión en público, aunque por motivos diferentes.
Para una empresa, la reputación es sin duda el activo intangible más importante. Así se pone de manifiesto en tiempos de crisis: tener una buena reputación ayuda a explicar lo que sucedió y a que los stakeholders confíen en lo que se comunica. Por eso los directivos de las empresas sopesan muy seriamente los riesgos reputacionales de cualquier acción que emprenden. Además, la buena reputación corporativa sirve a los empleadores para atraer y retener a los mejores talentos y a empleados altamente cualificados.
En cuanto a los empleados, la reputación es un elemento clave para el éxito. Especialmente si son considerados expertos en su campo, porque una buena imagen pública hace que su valor en el mercado laboral aumente. Es un elemento que reconocen los jefes que valoran el alto rendimiento, la capacidad de trabajo en equipo, la creatividad y la habilidad para resolver problemas. Estos empleados pueden negociar mejores salarios y, si su reputación alcanza a otras empresas, pueden recibir ofertas aún más atractivas.
¿Cómo haces para aumentar tu reputación en el trabajo?
Mejorar la reputación laboral se parece más a una maratón que a un sprint. Requiere paciencia, perseverancia, coherencia e integridad. Con los siguientes consejos podrás construir una reputación robusta.
· Comprométete. En aras de la mejor reputación no hay más remedio que trabajar con diligencia y hacer alguna que otra hora extra para destacar entre los colegas. Intenta demostrar un compromiso especial y considera el sacrificio una inversión en tu propio futuro.
· Sé generoso. Ayuda a los demás sin esperar nada a cambio. Esta forma de ayuda tiene dos efectos beneficiosos para tu reputación: el compañero al que ayudes te verá con mejores ojos y hablará a otros de tus habilidades y de tu gesto.
· Fórmate y especialízate. Busca formación continua para adquirir conocimientos y competencias de las que carezcan tus compañeros de trabajo.
· Sé estratega. ¿Hacia dónde quieres ir profesionalmente? Reflexiona sobre ello y formula una estrategia clara. Asume responsabilidades para trabajar en favor de tu carrera de forma específica.
· Date visibilidad. Tu reputación es la suma de las percepciones de las personas que te rodean. Te la ganas a largo plazo con un comportamiento honesto, fiable y creíble, pero además los demás deben darse cuenta de ello y poder atribuírtelo. Así que es imprescindible una comunicación efectiva para que tus acciones y habilidades sean visibles.
Un poco de automárquetin
En efecto, la modestia excesiva puede dificultar la construcción de una reputación, pero tampoco se trata de alardear todo el tiempo, porque eso iría en contra de tu buena reputación. ¿Cómo hacer, entonces, para lograr mayor visibilidad evitando los extremos del autobombo y la invisibilidadad?
Ponerse a uno mismo en el candelero no es algo con lo que todo el mundo esté cómodo, pero, afortunadamente, también podemos darnos visibilidad evitando la autocomplacencia. Quizá alguna de estas técnicas sea aplicable a tu universo laboral: por ejemplo:
- Usa el correo electrónico para informar al jefe o jefa sobre fases importantes y éxitos parciales del proyecto que tengas entre manos. También podrías mantener entrevistas periódicas de evaluación con tus superiores. De este modo, tendrá que ocuparse de ti, de tus logros y éxitos.
- Habla más en las reuniones y, una vez que tengas el orden del día, prepara para ellas comentarios concretos.
- Muestra determinación en el día a día: deja claro cuáles son tus objetivos y cómo quieres alcanzarlos. Así dejarás claro a los que te rodean lo que defiendes y lo que puedes hacer.
- Crea una red de contactos, incluyendo personas más allá del círculo de colegas de la empresa. A veces cuesta mucho vencer la «pereza social», pero procura acudir congresos profesionales, establecer contactos dentro y fuera de Internet o llamar a antiguos compañeros de clase o de estudios. Nunca se empieza lo bastante pronto a tantear el terreno en busca de otros contactos profesionales.
- Ligado a lo anterior está el último consejo, pero no el menos importante: cuida de tu marca personal en Internet (redes sociales, sitio web) y optimiza tu marca digital.
Restaurar una mala reputación laboral
Si conseguir una buena reputación requiere de paciencia y un esfuerzo considerable, una mala reputación puede adquirirse a la velocidad del rayo. Hasta una simple mala impresión o un malentendido puede tener un impacto duradero en cómo los demás te perciben, ya sean colegas, jefes o clientes. Un error o comportamiento incorrecto puede llevar a que te consideren poco fiable, egoísta, irresponsable o impuntual.
Y sacudirse una mala reputación es aún más difícil que construir una buena. La razón son las ya mencionadas expectativas asociadas a la reputación: tu entorno asumirá que seguirás comportándote de acuerdo con tu mala reputación en el futuro.Sin embargo, por supuesto que restaurar una reputación dañada no es imposible. Demostrar durante un largo período de tiempo un comportamiento contrario al que generó la mala reputación, entender la perspectiva de los demás y ofrecer disculpas sinceras por los errores sin duda ayudarán a mejorar tu imagen.