El estrés laboral es una condición que cada vez afecta a más personas a causa de numerosos factores. La insatisfacción salarial, la falta de conciliación, un clima negativo o incluso la carencia de programas de crecimiento para los trabajadores provocan que un empleo se convierta en una trampa mental. Y a la larga, lleva a padecer numerosas patologías laborales.
Hay estudios laborales que cifran en hasta el 63% el porcentaje de personas afectadas que estarían dispuestas a dejar el trabajo por estrés. Estos estudios, entre los que se encuentran datos recopilados por la Organización Mundial del Trabajo, afirman la importancia esencial de un núcleo empresarial positivo que cuide de la salud mental de sus trabajadores.
¿Cómo saber si tengo estrés laboral?
Si te preguntas cómo llegar a un objetivo en tu trabajo y notas la presión, la angustia e incluso experimentas signos físicos que se presentan ante la simple idea de ir a trabajar, lo más probable es que sufras de un estado mental que puede ser muy perjudicial a largo plazo: el estrés laboral.
Las causas del estrés laboral pueden ser diversas y relacionarse con escenarios específicos de distintos tipos de trabajo. En cada caso, el profesional acusado de estrés presenta preocupaciones constantes relacionadas con temáticas laborales. La falta de estabilidad, alimentando así la preocupación por perder el empleo o no poder mantenerlo; peligros físicos o ambientales, en profesiones en las que la seguridad del trabajador se pongan en riesgo; carga de trabajo excesiva o responsabilidad muy elevada, que pueden llevar al trabajador a tener una presión constante en el desarrollo de su puesto, y escenarios como el mobbing o acoso laboral o un ambiente en el que no se reconozcan logros, son algunos de los casos principales. Estos pueden llevar al trabajador a ir, poco a poco, aumentando la tensión y el estrés hasta un punto insoportable.
Los síntomas del estrés laboral se materializan en una serie de síntomas físicos y mentales que pueden servirte para reconocer si padeces este estado psicológico.
Entre los síntomas mentales se cuentan los siguientes:
- Sensación de inseguridad: puede basarse en preocupaciones tanto objetivas como en ideas irracionales del trabajador. También puede estar relacionado con la falta de autoestima o con síndromes como el del impostor.
- Preocupación constante: a veces ni siquiera se es capaz de concretar qué es lo que preocupa a la persona afectada. Puede basarse en una sensación de angustia e intranquilidad que se presentan al pensar en el trabajo o tener que realizar alguna tarea.
- Sensación de temor: en los casos más extremos puede materializarse en un bloqueo o sensación de parálisis que impide afrontar una jornada laboral con normalidad. El temor suele presentarse en estados de agitación física. La persona afectada sufrirá de palpitaciones o sudoración como respuesta fisiológica a la amenaza que el cerebro percibe.
- Falta de autoestima: el estrés puede degenerar en una falta de confianza en uno mismo y en las capacidades propias. De manera que se intenta evitar a toda costa ponerse bajo un foco en el que los demás puedan juzgar o evaluar el trabajo de la persona afectada, que cree que será criticada o rechazada por no considerarse lo suficientemente válida.
- Dificultad para concentrarse: puede que esta sea una de las menos conocidas y, sin duda, de las más comunes. La dificultad para poder concentrarse en tareas y centrar los pensamientos suele presentarse en épocas de mayor estrés. En estas, a causa de las preocupaciones, puede resultar difícil dejar de pensar en todos aquellos temas que preocupan a la persona afectada.
Los síntomas físicos pueden ser estos:
- Dolores de cabeza.
- Sudoración.
- Palpitaciones.
- Taquicardia.
- Tensión muscular.
- Molestias o alteraciones gastrointestinales.
Si cumples uno o más síntomas, es muy posible que estés sufriendo de estrés laboral, y debes tener en cuenta que una de las consecuencias que este puede provocar si se mantiene a largo plazo es el burnout laboral. También conocido como el síndrome del desgaste ocupacional, que se materializa en un estado de agotamiento completo tanto físico como mental.
De no tratar y poner soluciones al estrés cuando se detecta, puede evolucionar no solo hasta desembocar en el agotamiento que se especifica en el síndrome del burnout, sino que también puede llevar a la persona afectada a padecer de estados de ansiedad y depresión. Y por lo tanto, a corto plazo, tener la necesidad de dejar el trabajo por estrés.
¿Dejar el trabajo por estrés laboral?
Según la OMS en su estudio La salud mental en el trabajo, el trabajo “decente” es bueno para la salud mental del trabajador. Puesto que no solo proporciona sustento, sino que también fomenta el sentido de la confianza, el propósito y el logro, oportunidad para fundamentar relaciones sociales positivas e inclusión en una comunidad y una base para establecer rutinas estructuradas. Este tipo de trabajo del que se vale la OMS para asegurar la utilidad del trabajo en la salud mental de los trabajadores está fundamentado en que las empresas en cuestión hagan un trabajo de prevención para el trabajador. Tanto a nivel de riesgos físicos como psicosociales, los empleadores deben asegurarse de que los riesgos sean mínimos para el trabajador. Propiciando así un entorno seguro y favorable para el desarrollo de su equipo.
Para proteger y modificar las posibles problemáticas que supongan un riesgo para la correcta salud mental de los trabajadores, se deben reforzar todas aquellas competencias dirigidas a la detección precoz de focos de estrés y a establecer medidas pertinentes al respecto.Y así evitar la progresiva necesidad de dejar el trabajo por estrés de muchos trabajadores.
Para implementar medidas que protejan la salud mental, la OMS recomienda una serie de actuaciones específicas. Como capacitar a los trabajadores en materia de salud mental, se forma que la estigmatización acerca de los problemas mentales se minimice y sean capaces de reconocer la sintomatología de estos trastornos como medida de tratamiento temprano. También se propone realizar intervenciones dirigidas a las personas para que desarrollen aptitudes que les ayuden a saber cómo gestionar el estrés. Y de esta manera, ir reduciendo así los posibles trastornos asociados a largo plazo. De manera simultánea, se recomienda también capacitar a los administradores especializados en salud mental para que tengan herramientas con las que reconocer y responder a las dificultades de las personas afectadas, de forma que puedan responder a la problemática y fomentar el buen ambiente laboral.