La ergofobia es fobia a trabajar. Pero no nos referimos a ese malestar general que experimentan un alto porcentaje de personas que preferirían estar de vacaciones. ¿Sientes verdadero pánico solo de pensar que tienes que ir al trabajo? En ese caso, puede que padezcas este trastorno del estado de ánimo. Te ofrecemos algunas claves que te ayudarán a enfocar el problema, aunque si verdaderamente quieres superarlo, lo que se recomienda es acudir a especialistas en psicología.
Uno de los síntomas que te ayudarán a reconocer si padeces este mal es que notes que el miedo que te provoca es excesivo o irracional. Salvo que hayas vivido un hecho concreto que localice el comienzo de tu ergofobia, es difícil determinar el origen de este profundo malestar. Puede convivir con otros trastornos generados en el ámbito laboral, como un estrés desmedido, una situación de acoso laboral o el síndrome de desgaste profesional o burnout. Pero también puede haber influido mucho la situación generada por la pandemia.
Una fobia provoca un tipo de conducta evitativa. Es decir, te apartas del hecho que desencadena el pánico. Algunas fobias son más sencillas de manejar porque no te expones continuamente a lo que te da miedo. Sin embargo, la ergofobia es un trastorno muy limitante que puede llegar a complicar mucho la vida. En muchos casos, tiene una duración de seis meses o más.
¿Por qué me da miedo entrar a trabajar?
Como hemos apuntado más arriba, el origen de esta fobia no siempre es fácil determinar. Hay quien puede señalar un hecho concreto que se lo ha generado, pero otras personas que lo padecen no saben exactamente a qué se debe. Simplemente se apodera de ellas un sentimiento de angustia contra el que tienen que luchar con frecuencia. Como sucede con cualquier fobia, si padeces una exposición alta a lo que te genera ese miedo irracional, puede empeorar la situación y desencadenar con mayor frecuencia ataques de ansiedad y de pánico que cada día dificultarán más tus funciones.
Negar este hecho, esconderlo o ignorarlo puede que te provoque aún más carga de ansiedad ante el enorme esfuerzo que estás haciendo por controlarte. Es preferible que, en primer lugar, lo reconozcas, que después busques apoyo emocional en tus allegados y que trates de contactar con ayuda profesional para empezar a ponerle solución.
En estos últimos meses hemos vivido una situación muy difícil de manejar con la extensión del coronavirus. Se dice que todavía no sabemos las consecuencias psicológicas que todo ello está teniendo sobre la población, pero es evidente que la incertidumbre, el drama vivido por muchas familias y las restricciones de movilidad están haciendo mella. Y todavía no sabemos si irá remitiendo o si se volverá a agravar. Quienes sienten ergofobia asociada a la COVID pueden ver más justificado su miedo, lo que no ayuda en su recuperación.
¿Qué puedo hacer para calmar la angustia antes de ir al trabajo?
Es posible que tu miedo al trabajo se agrave especialmente si piensas en el trayecto que debes recorrer hasta llegar a tu destino. Si tienes claro o si simplemente sospechas que la fobia está relacionada con el contagio del coronavirus y has de emplear un transporte público, el panorama puede empeorar. ¿Hay alguna posibilidad de no exponerte tanto a esta situación? Piensa en si puedes proponer en tu empresa teletrabajar algunos días o bien solicitar mayor flexibilidad para evitar las horas punta. Otras ideas pueden ser desplazarte en bicicleta o patinete eléctricos, o bien acortar los tramos de transporte público e ir más trayecto andando.
En cualquier caso y sea cual sea el origen de tu ergofobia, establecer una rutina te ayudará a superar el trance. Las rutinas generan la sensación de control y pueden favorecer que reestablezcas la confianza.
¿Cómo puedo controlar la ansiedad en el trabajo?
No podemos dejar de recordarte que para superar una fobia tan limitante es preferible que acudas a un psicólogo o psicóloga. En principio, el tipo de terapia que se emplea en estos casos se limita a pautar una exposición controlada a la conducta que se está tratando de evitar y ofrecer herramientas, como prácticas de relajación, para afrontar las crisis.
Mientras te pones en manos profesionales, ten paciencia contigo y no te castigues si no puedes dominar la situación como te gustaría. Quizá llegue un punto en el que consideres recomendable hablar con tus responsables, especialmente si tu comportamiento e incluso tu rendimiento se han visto afectados.
Puede que te ayude tratar de encontrar otras perspectivas. Por ejemplo, desde el punto de vista laboral, estas circunstancias que estamos viviendo están potenciando que se desarrollen habilidades muy solicitadas, como la adaptación al cambio. Estamos aprendiendo a vivir en una situación de incertidumbre, lo que sin duda se valora en un mundo cada vez más cambiante.
¿Puedo pedir una baja laboral por ergofobia?
Como hemos comentado, la ergofobia puede tener una duración de al menos 6 meses, pero pueden ser más. En ocasiones, las crisis de ansiedad y los ataques de pánico pueden volverse tan intensos que realmente esté aconsejada la baja laboral. Esto es algo que decidirá tu médico de cabecera. Acude a tu centro si piensas que te encuentras en esta situación. Te prescribirá la baja laboral si, en su opinión, la realización de tu oficio perjudica tu recuperación o dificulta el tratamiento que te prescriba.
El tiempo máximo que puedes estar de baja por esta causa es de un año, aunque si lo prescriben los facultativos, puede prorrogarse seis meses más.
Tu baja se considerará por contingencias comunes en caso de que el origen de tu ergofobia no esté en el desempeño de tu actividad profesional. Si es así, empezarás a cobrar a partir del cuarto día de baja. Los primeros 20 días tu retribución será del 60% de la base reguladora; a partir de ese momento y hasta el final, cobrarás el 75% de la base reguladora.
En caso de que se estime que el origen está en el ámbito laboral (en una situación de acoso, por ejemplo), se considerará baja por contingencias profesionales y la gestión se hará a través de la mutua, que será quien sufrague la baja. Empezarás a cobras desde el día siguiente a que te la reconozcan.