Son muchos los artículos que podemos encontrar sobre las competencias y habilidades de un buen directivo, y todos ellos podrán ser correctos en cierta medida ya que no se trata de una ciencia exacta y todos pueden resultar eficaces según de qué tipo de directivo y qué tipo de empresa estemos hablando. Pero sí que hay ciertas habilidades que todo directivo debe poseer en las cuales la gran mayoría de artículos coinciden. Entre las mencionadas habilidades podemos encontrar la correcta gestión de equipos de trabajo, buenas capacidades de comunicación o la eficiencia en dirección de equipos.
Habilidades sociales de un directivo
Además de estas, una de las habilidades más relevantes que podríamos reseñar para considerar que se es un buen directivo es aquella de ser capaz de delegar tareas entre los diferentes miembros que conforman el equipo humano de la empresa. Debe saber qué puede y qué no puede delegar, lo cual no es un a tarea fácil. Para ello, es necesario que conozca las capacidades de cada miembro, sus limitaciones, responsabilidades, cargas de trabajo, etc. Y claro está, saber comunicarles con exactitud lo que deben hacer y lo que espera de cada uno.
Otra aptitud fundamental de un buen directivo es su capacidad de evitar y, si no, de resolver conflictos y problemas. Para ello, debe ser capaz de prever posibles problemas que puedan surgir en la empresa y, en caso de no ser capaz de evitarlos, reducir al mínimo la repercusión de estos.
Otro rasgo que se suele reseñar como clave en un buen directivo es su capacidad de empatía. Esto es fundamental a la hora de gestionar equipos de personas ya que, en muchas ocasiones, ser capaz de comprender los problemas poniéndose en el lugar de las otras personas, le permitirá entender lo que esa otra persona siente y pensar en la mejor forma de solventar el problema o la situación que puede estar atravesando. Otra ventaja derivada de la capacidad de empatía es que ese directivo será considerado como un líder que, además de ser capaz de gestionar la empresa y las personas, es una persona cercana en la cual se puede confiar, lo cual mejorará las relaciones directivo-empleado y, por tanto, el clima laboral de la empresa.
Crear motivación en el equipo es un aspecto fundamental que todo directivo debe ser capaz de promover y de gestionar. Cómo hemos descrito en el artículo “Técnicas de motivación laboral“, ésta, es fundamental para que una empresa funcione y lograr que sus empleados sean productivos y fieles a la organización. Aquel directivo que sea capaz de crear motivación en sus trabajadores conseguirá que sientan que esa empresa es el mejor lugar para trabajar posible, lo cual, a su vez, hará que rindan más y mejoren los números, además de retener y atraer el talento.
Habilidades técnicas de un directivo
También hay ciertas habilidades técnicas que todo directivo debe poseer. Debe ser un referente para su equipo por su capacidad de distribuir y supervisar las tareas encomendadas a cada trabajador. Además, teniendo en cuenta la velocidad a la que cambian las cosas hoy en día, todo directivo debe ser capaz de adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas necesidades que puedan surgir, para lo cual debe tener una alta capacidad de adaptación gracias a una mentalidad y visión abierta, así como perspicacia para detectar y aprovechar las nuevas oportunidades que puedan presentarse. Aquí juega un papel clave su creatividad y su pensamiento innovador.
La toma de decisiones es algo a lo que un directivo se enfrenta todos los días. Por eso, debe ser capaz de realizar el análisis pertinente que le permita tomar la decisión más acertada, y esto debe hacerlo con la agilidad necesaria para que dicha decisión sea tomada en el momento y de la forma más oportuna para cada situación.
Como hemos indicado, la motivación del equipo es clave para cualquier empresa, y para ello, el reconocimiento y recompensa de aquellos trabajadores especialmente relevantes y merecedores debe ser algo que un directivo debe ser capaz de gestionar y llevar a cabo. Esto será muy efectivo a la hora de lograr los objetivos establecidos para sus empleados por ese mismo directivo.
Visión puesta en el futuro
Por último, otro aspecto clave que debe poseer un directivo es la visión de futuro y no cortoplacista. Es necesario que sea consciente de la situación actual de la empresa y sus necesidades en términos generales, pero también debe ser capaz de pensar en futuro para ir un paso por delante del resto de sus competidores. La capacidad de cambio de una empresa empieza desde la cabeza, es decir, de su director, y de ahí debe trasladarse al resto de trabajadores. Por eso, el directivo debe ser una persona flexible e incorporar a la cultura de la empresa esa capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias y a los nuevos retos.
Como conclusión, os dejamos una frase de Mary Lou Cook que resume lo que un directivo debe tener siempre presente:
“Para abrir nuevos caminos, hay que inventar, experimentar, crecer, correr riesgos, romper las reglas, equivocarse… y divertirse”