Uno de los motivos que se señalan en primer lugar cuando se pregunta por las razones por las que se buscaría otro trabajo es estar sufriendo un mal clima laboral. Falta de reconocimiento, mucho estrés, una excesiva supervisión y poca autonomía o estancamiento profesional. La suma de estos factores contribuye a hacer del entorno laboral un lugar insalubre. ¿Podemos hacer algo por mejorar el clima laboral siendo un empleado? La respuesta es sí (al menos hay que intentarlo)
¿Qué es el clima laboral de una empresa?
El clima laboral hace referencia a las dinámicas, formas de hacer o hábitos que se producen en una empresa y que influyen en la conducta de quienes trabajan en ella. Crear las condiciones para lograr un buen ambiente laboral que favorezca la productividad debiera ser un objetivo estratégico en cualquier organización. Hablaremos de ello, pero, además, se puede contribuir desde lo personal a crear un estado emocional colectivo donde estar a gusto.
El clima laboral puede abordarse desde diferentes aspectos. Uno de ellos tiene que ver con el espacio físico. Estar cómodo, con una postura adecuada, ergonómica, en un lugar donde prevalezca el silencio para ayudar a la concentración, donde haya suficiente luz natural, mejor si es indirecta para que no moleste la visión en las pantallas. Un espacio con una decoración no demasiado estridente y despejado de papeles y otros objetos innecesarios. El cuidado de lo sensorial es fundamental para las personas. Que reine la filosofía zen.
Una comunicación multidireccional (y no solo unidireccional, del jefe a los empleados) es importante para intensificar el engagement, esa identificación de los empleados con los valores, misión y objetivos de la empresa porque sienten que participan, que su opinión importa y donde reciben sugerencias o peticiones, pero también pueden generarlas y son tenidas en cuenta.
¿Qué factores afectan el clima laboral?
Aspectos como los sistemas de reporte y la supervisión, el grado de autonomía que cada persona tenga sobre su trabajo, la cultura imperante y si está fundamentada en la horizontalidad (en vez de estrictos sistemas jerárquicos). La cantidad y la calidad de la formación y capacitación que se produce en el seno de la empresa, el reconocimiento de cada puesto, independientemente de que corresponda a personas de más edad o de recién llegados. Todos estos son aspectos que influyen en la construcción de un buen clima laboral y sobre los que los departamentos de recursos humanos, quienes más trabajan sobre este tema, centran su estrategia.
En los últimos tiempos, un buen clima laboral también tiene que ver con la percepción de que se está en un ambiente seguro, donde se ponen todos los medios para evitar el contagio y se cumplen con exhaustividad los protocolos anti-COVID.
Justicia y diversidad esenciales en un buen clima organizacional
Un ambiente laboral saludable está en relación con la percepción de justicia. Tanto salarial, con sistemas justos de retribución, como de oportunidades de promoción equitativa entre hombres y mujeres y donde se favorece la diversidad en cuanto a la discapacidad, la orientación sexual o la raza o la cultura de la que se provenga.
El trabajo en la mejora de todos estos condicionantes instaurará un ambiente motivador donde se ha creado el clima de confianza y seguridad suficiente para que cada cual dé lo mejor de sí mismo. Las expectativas de promoción se ven satisfechas y se incentiva el aporte especializado de cada cuál con su particular visión.
Pero además, es imprescindible medir este clima para poder trabajar los aspectos más deficitarios de las dinámicas que se producen en la organización y potenciar o escalar a otras áreas aquellos que están funcionando y que son motivadores. Para esto, es habitual que recursos humanos pasen encuestas de clima laboral donde se recoge este sentir. Es fundamental la labor de evaluar e implementar las mejoras que surjan del análisis de las respuestas.
¿Qué puedes hacer por mejorar el clima laboral?
Las acciones que se emprendan por parte de recursos humanos calarán en el ambiente laboral en la medida en la que se participe de ellas con una actitud colaborativa. Con esto no queremos decir que haya que asumir de buen grado cuestiones con las que no se está de acuerdo y menos si atentan contra los derechos laborales. Esto se tendrá que resolver por otras vías. Pero crear un buen clima en el puesto de trabajo también depende de ti. Tiene que ver con adoptar una buena actitud. ¿Cómo puedes contribuir?
- No te cierres a los cambios, acógelos con curiosidad. Lo que sabes hacer ya lo sabes, ábrete al conocimiento, a otras formas de hacer. La resistencia al cambio es una de las barreras a la innovación en las empresas. Las trasformaciones conllevan pérdidas, pero abren caminos.
- Tómate tu tiempo y respira, trata de no estresarte. Para ello asume con objetividad y haciendo un ejercicio de sinceridad qué puedes hacer y qué no. Delega y cuídate.
- Planifica tu jornada nada más llegar asumiendo que no podrás llegar a todo porque hay imprevistos: reuniones que se alargan o fuegos que hay que apagar durante la jornada.
- Ofrece ayuda a tus compañeros. Sé parte de un sistema de ayuda recíproca, donde el apoyo que aporta tu experiencia y conocimientos puede ser muy útil a la hora de integrar a una persona recién llegada, por ejemplo. Viéndolo en términos utilitarios digamos que puede que necesitemos esa ayuda de vuelta en cualquier otro momento. Quizá no es lo que se ha aprendido en algunos sitios, pero produce más beneficios cooperar que competir. Nuestro trabajo forma parte de un engranaje que tiene que funcionar con todas las piezas.
- Utiliza el asertividad para comunicarte, se puede decir “no” de una forma amable cuando no puedes atender una pregunta. Explicando bien por qué no puedes ayudar evitará que la otra persona se sienta mal.
- Haz críticas constructivas. Tener empleados con visión crítica tiene un valor inestimable para una empresa. Pero es interesante acompañar cada objeción de una propuesta de mejora. Haz el ejercicio de presentar crítica y propuesta de solución al tiempo.
- Nadie está exento de meter la pata. Tú tampoco. En este ambiente ideal donde la comunicación es asertiva y constructiva recibirás críticas a tu trabajo. No se trata de una calificación a tu persona y así debes recibirlo (aunque sí lo sea). Asume, valora y rectifica si crees que es necesario.
- No contribuyas al hostigamiento de nadie, por más que creas que lo merece. Resuelve los problemas que pueda surgir con algún compañero o tu jefe a través del diálogo directo. Quizá esto tampoco te merece la pena, pero, entonces, no participes del señalamiento. Amplía la mirada pensando en la variedad de formas de vida o de entenderla y sé respetuoso con ellas. Igual que el resto hace contigo. Pon en práctica hablar de los demás de la misma manera que lo harías si estuvieran delante.
- Respeta a las demás personas. En general, todo el mundo trata de dar lo mejor de sí en el trabajo. Que las cosas no se hagan según tu forma de abordarlas no quiere decir que se esté haciendo mal.
- Haz un análisis de por qué permaneces ese puesto y asume la respuesta que te des. Si sospechas que no te compensa y estás viviendo un mal ambiente quizá no estás en el sitio adecuado. Es hora de buscar en otro lugar.