La dirección por valores supone aplicar la ética a la forma de llevar un negocio. Hoy día se reclama que las empresas miren por el beneficio social y no solo por sus propios intereses. Se construyen sobre la sociedad y extraen todo su beneficio de ella, es lógico que esta les exija una aportación a cambio. Los RRHH representan un papel clave en esta misión, que está integrada en lo que define la cultura de empresa.
La ética de la empresa y del negocio
Una empresa es un grupo humano y, como tal, no puede cerrar los ojos a la ética, que es la que orienta el comportamiento moral. Las tres últimas décadas del siglo XX se puede decir que han sido las que han marcado el inicio y desarrollo de esta conciencia. Se inició con el escándalo Watergate en los años setenta y han ido sucediéndose acontecimientos muy diversos, como las múltiples denuncias por explotación de personas por parte de grandes corporaciones en países con economía desfavorecida.
Como respuesta, comenzó desarrollándose el business ethics, posteriormente la responsabilidad social corporativa (RSC) y en los últimos tiempos el capitalismo de stakeholders o grupos de interés, así como las responsabilidades exigidas por los Gobiernos a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Hoy día un negocio no puede ser realmente competitivo y estable en el mercado si da por completo la espalda a estas cuestiones. La imagen y la reputación corporativa se premia. Por este motivo es importante definir una cultura de empresa donde se establezcan una serie de valores que sean capaces de revertir en la sociedad.
Los valores de la empresa deben calar en cada departamento
Los valores que se establezcan en la cultura de empresa no pueden estar orientados solo al exterior. La empresa también se debe a las personas que la componen, a su plantilla. Es decir, los valores han de orientarse también internamente. Estos valores son los que guían la conducta dentro de la compañía en lo que se refiere al modo de trabajar y a las relaciones entre las personas. También están implicados aquí los objetivos, pero dejémoslos aparte salvo que estén dirigidos a una meta social.
Se pueden recoger en un código ético en el que se definan distintos protocolos, como la manera en que ha de actuarse ante regalos, sobornos, conflictos de interés, acosos y violencia, discriminaciones o temas relacionados con la confidencialidad, entre otros. Cada sede, área o departamento de la empresa debe conocer estos valores y aplicarlos en su día a día de manera rigurosa. Solo así se conseguirá proyectar una imagen corporativa que realmente refleje la cultura laboral de la compañía.
La cultura laboral también la definen los RRHH
La cultura laboral o de empresa está compuesta no solo por los valores, sino también por la misión y la visión. En la misión se refleja cuál es el sentido de que exista un negocio determinado, qué es lo que aporta a la sociedad y a quién va dirigido. La visión describe lo que la empresa quiere llegar a ser, un propósito que está más allá del beneficio económico, su meta ideal. Los valores, como hemos señalado en el punto anterior, serían los comportamientos o modos de hacer propios de la compañía.
Esos modos de hacer son fundamentales a la hora de plantear el trabajo del departamento de recursos humanos. Hay varios procedimientos donde los valores van a quedar completamente expuestos. Uno de ellos es la fase de reclutamiento, otro es la evaluación del desempeño de la plantilla y, por último, estaría el desarrollo de la carrera de los trabajadores dentro de la compañía. Esto entronca directamente con las aspiraciones del personal y el deseo de pertenecer a la empresa.
La importancia de la dirección por valores
La dirección por valores es una forma de gestionar la organización basándose en la cultura de la empresa. Es decir, todo lo que ha sido definido en la misión, visión y valores de la compañía se pone en práctica de manera estratégica gracias a este tipo de dirección. Esta forma humanista de llevar un negocio nace a finales de los años noventa frente a la necesidad de tomar una actitud distinta que integre la dimensión ética y la económica en el mundo empresarial.
No se trata solo de buenas intenciones. En este tipo de estrategia está presente lo que el propio Adam Smith, padre del capitalismo, llamó a finales del s. XVII la mano invisible. Según sus palabras, “no es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”.
Las ventajas que un negocio puede extraer de la dirección por valores reside en contar con el compromiso de la plantilla, lograr un equilibrio entre ganancias y aporte a la sociedad que apacigüe a los stakeholders y ganar impulso con la agilidad que supone delegar en cada miembro de la plantilla la responsabilidad de hacer el trabajo para el que ha sido contratado.
A la postre, las personas que trabajan para esa organización consiguen un mejor desarrollo de su carrera y una mayor salud emocional. La sociedad en la que se inserta una empresa dirigida por valores se beneficiará del servicio que esta presta y, además, no sufrirá el impacto de la explotación insostenible de sus recursos. En principio, parece que todo el mundo sale ganando, aunque esta es una conclusión que se puede matizar mucho más.
Pasos para implantar la dirección por valores en la empresa
Para empezar a introducir la dirección por valores en una empresa, se pueden seguir estos pasos:
- Definir la cultura de empresa(misión, visión y valores). Los valores se centrarán en objetivos relacionados con el entorno, con las relaciones personales y comunicaciones internas, y con la eficiencia y la productividad.
- Señalar losstakeholders o grupos de interés que pueden afectar a la reputación de la compañía.
- Designar unequipo que se encargue de liderar este cambioen la empresa.
- Formar a la plantillaen la nueva orientación de la organización y en los procesos a los que afecta.
- Realizar una auditoríaal tiempo para ver si realmente se está cumpliendo el cambio propuesto y detectar los posibles errores en la dirección y la coherencia de la estrategia para corregirlos a tiempo.