El learning agility es a la vez una capacidad y un horizonte de aprendizaje. Se trata de un conjunto de habilidades complejas que permite extrapolar lo aprendido a otro lugar o circunstancias. Y hacerlo de una manera dinámica. Es decir, ser capaz de aprender, adaptarse, desaprender y volver a aprender con fluidez. Es una cualidad maleable que permite ser funcional en circunstancias ambiguas, inesperadas, complejas… y tener capacidad de reacción. Según los expertos en recursos humanos, es un indicador de potencial de liderazgo. ¿Tienes learning agility?
Agile: las cosas inacabadas puestas en valor
El término ágil se refiere a desarrollos en los que el proceso productivo no está totalmente acabado. En lo “ágil” habita la idea de que, para la interacción con entornos cambiantes, es necesario que el resultado tenga un matiz de provisionalidad. Esta cualidad está en contraposición con lo definitivo y con lo que solo encaja con un escenario.
Lo ágil siempre es susceptible de mejora. Se puede actualizar, término con el que estamos más familiarizados. Este valor de la continuidad se aplica también al aprendizaje, puesto que el aprendizaje es un proceso que debe ir transformándose para poder adaptarse a realidades complejas. No se trata de proceso acabado, sino que está en continuo desarrollo.
La comunicación y la retroalimentación están muy presentes en las metodologías ágiles. Son necesarias para incorporar al diseño los ajustes que se precisan. Con su acción consiguen desterrar los procesos cerrados por fases estancas donde una fase no comienza hasta que no finaliza la anterior, como una cascada. Pueden ponerse en práctica varias fases a la vez.
Los disparadores del learning agility
Conforme a lo que explican quienes han analizado este superpoder necesario para los nuevos liderazgos, existen una serie de actitudes que abonan el terreno para que este estado de gracia en la adquisición de aprendizajes se produzca. Estos son cuatro de los principios del learning agility:
Innovar
Esto quiere decir en muchos sentidos, sentirse incómodo. Abandonar el camino de lo conocido y pensar fuera de la caja como manera de afrontar un problema de difícil solución. Se trata de maximizar soluciones y no descartarlas a la primera, darles una oportunidad para que no sea el miedo a fracasar lo que impida encontrar una solución creativa y que da en el clavo. Es una predisposición a pensar en una dirección distinta evitando las barreras iniciales, las reticencias que matan la creatividad. Tener la capacidad o entrenarla para mirar desde diferentes ángulos es lo que hace posible engendrar ideas innovadoras. Tener un pensamiento tipo: “Sí, y qué más” (en contraposición al “no” o al “sí, pero”).
Actuar
Esta cualidad tiene que ver con la capacidad de “estar presente”, consciente de lo que ocurre en el momento que sucede para percibir todas las señales y leer la situación adecuadamente sin dejarse llevar por prejuicios. La observación y la escucha son decisivas como herramientas para la acción. Para adquirir habilidades de learning agility, es imprescindible ser capaz de desterrar ideas preconcebidas, que no están conectadas con lo que está sucediendo. Hay que tener las orejas alzadas para percibir al máximo y tomar la iniciativa para actuar.
Reflexionar
Quienes cuentan con cualidades propias del learning agility cultivan un profundo autoconocimiento, enfocado a desarrollar las propias fortalezas y trabajar en las carencias. Incorporan nuevos aprendizajes rápidamente. Son hábiles a la hora de identifican facetas para el propio desarrollo. Además de saber leer el contexto, tienen una importante conciencia de sí mismos. Las personas con cualidades idóneas para el aprendizaje ágil poseen una gran capacidad reflexiva.
Arriesgar
Un componente fundamental para incorporar aprendizaje ágil es colocarse en lugares menos o poco transitados. Podría considerarse una actitud de persona pionera, enfocada hacia la apertura de camino. Asumir desafíos y saber sacar provecho del error. Desde luego, no temer el fracaso, por lo que hay un interés por comenzar proyectos en los que el lugar al que se llega no está claro, ni asegurado el éxito. Pero que hacen posible un nuevo camino, un enfoque novedoso.
Agilidad mental, inteligencia emocional y desapego
Además de estas actitudes el learning agility viene acompañado por una serie de atributos como son la agilidad mental, mediante la cual se piensa de manera crítica llegando al fondo de las cuestiones y haciendo que se multipliquen las posibilidades. Gracias a la agilidad mental se establecen conexiones de elementos que no la tienen a priori.
Pero también es necesaria la inteligencia emocional, con ella puede alcanzarse una dimensión social que permitirá el entenderse aún en situaciones complejas. Detectar hasta qué punto las emociones están entrando en juego y saber gestionarla adecuadamente, tanto en uno mismo como en los demás. La inteligencia emocional sirve para encauzar todo lo emocional para conseguir metas tanto individuales como colectivas.
La pasión por el cambio, el desapego por lo que ha funcionado en otro momento pero que no tiene por qué funcionar en este, la curiosidad, está muy presente. En los entornos laborales el aprendizaje continuo es la materialización de esta cualidad. Se trata de apuntar hacia el desarrollo a lo largo de la vida, no dar por concluido el proceso de aprendizaje.
Las principales barreras que bloquean un aprendizaje ágil
Y si existen disparadores para el learning agility, también aparecen las barreras. La principal es estar a la defensiva o aferrado a unas ideas. Ser demasiado beligerante o cerrado frente a las críticas o evitar el feedback que se hace de las propias propuestas. Adoptar una actitud rígida y una falta de comunicación. Tampoco favorecen un aprendizaje ágil el temor o falta de valentía cuando se produce una situación desafiante. No se trata de ser temerario, de no hacer una evaluación de los riesgos, pero sí de que estos no paralicen o de que el miedo al fracaso sea mayor que la voluntad de explorar y de abrir nuevas vías.
El learning agility es una cualidad muy demandada para liderar equipos. Se buscan personas lo suficientemente abiertas para incorporar todo el conocimiento colectivo que se genera en un equipo. Lo suficientemente inspiradoras para hacer confluir las voluntades e inteligencias hacia un mismo proyecto.