Aplicar la metodología versátil del design thinking en los recursos humanos tiene muchas ventajas. Entre ellas, mejorar el clima laboral, la productividad, optimizar los procesos de selección o fortalecer tu employer branding para atraer y retener al mejor talento. ¿Cómo se consigue todo esto? Gracias a la utilización de herramientas tecnológicas innovadoras que potencian la creatividad para responder a las necesidades de los empleados. Aquí tienes algunos ejemplos de éxito.
¿Cómo se desarrolla el design thinking en RRHH?
Aplicar el design thinking al departamento de recursos humanos es muy útil especialmente en los actuales entornos de incertidumbre. Cada día te enfrentas en tu empresa a contextos nuevos que hay que analizar y con los que hay que interactuar. Incluso puedes haber detectado una oportunidad de mejora en los procesos pero te falta sistematizar para localizar dónde invertir el tiempo y la energía. Como metodología, el design thinking es especialmente fuerte para abordar problemas que están mal definidos o son desconocidos. Piensa en ponerlo en práctica sobre todo en estos tres contextos:
- Has decidido invertir en employer branding, pues las candidaturas expresan opiniones desfavorables tras el proceso de reclutamiento, independientemente de si son contratadas o no, como le pasó a Google.
- Quieres que tus procesos de selección sean más eficientes y ahorrar en tiempo y costes, mejorando tu reputación.
- Quieres que tu talento se convierta en embajadores de la empresa.
Esta metodología, que viene del diseño y la innovación, puede utilizar diversas herramientas como el storybook o la famosa pizarra con post-it, ya sea física o virtual, para aplicarse en recursos humanos. Lo importante es que se sitúe al empleado en el centro. El objetivo del design thinking es detectar de manera ágil las necesidades y deseos del usuario o cliente (en este caso de los empleados). La cuestión es buscar soluciones viables y capaces de crear valor mediante el método científico y con creatividad. Cuanto más numerosas y diversas sean las voces, más enriquecedor será el proceso. Se suelen distinguir cinco fases:
- Empatizar: ¿Cuál es el problema? Observa, escucha, recoge el feedback y sistematiza los datos. Formula insight y enmarca oportunidades.
- Definir: ¿Por qué consideras que es importante?
- Idear: ¿Cómo puede todo el equipo solucionar el problema? Realiza una tormenta de ideas, ninguna es absurda, deja que fluya sin juicio.
- Crear prototipos: ¿Cómo generar soluciones? De manera ágil, puedes probar con un grupo reducido una experiencia y analizar los fallos. No es necesario lanzar el modelo o el proceso definitivo, el objetivo es ir testeando continuamente prototipos lanzados en su fase beta.
- Probar: ¿Funciona esta solución para el problema detectado? En caso negativo, volver a empezar.
La diferencia esencial entre el design thinking y la metodología lean startup es que mientras el design thinking parte de una idea y permite crear conceptos innovadores, el lean startup se orienta a crear negocios rentables. Ambas se centran en el proceso del cliente o el usuario (empleado), pero no puedes aplicarlas en el mismo momento estratégico. Sería recomendable combinarlas en el diseño de proyectos de transformación empresarial como el intraemprendimiento o la articulación de un plan de incentivos para los empleados. La clave es centrar la estrategia en la experiencia del empleado.
Ventajas de esta metodología
Al aplicar el design thinking la empresa pone al empleado en el centro de todos los procesos. Así la persona responsable de la gestión del equipo humano se transforma en mucho más que un desarrollador de procesos. Esto implica construir una experiencia de usuario significativa y atractiva para la plantilla. La ventaja es que logras atraer y retener al talento que necesitas.
La tecnología es la gran aliada que, además, permite detectar otros fallos gracias a las herramientas del design thinking. Entre los procesos de recursos humanos a los que puedes aplicar esta técnica destacan los siguientes:
- Procesos de selección encallados, que necesiten encontrar una solución innovadora.
- Falta de definición de cultura en la organización. Con el design thinking construyes una cultura corporativa orientada a la mejora continua, enfocada en la opinión de los trabajadores.
- Dificultad para localizar talento interno. Gracias al design thinking puedes localizar ágilmente los fallos en el proceso de selección y rectificar a tiempo.
- Escaso compromiso de los empleados. Crear de manera colaborativa mejora la relación entre los empleados y fortalece el engagement con la empresa.
- Falta de onboarding process o necesidad de mejora.
- Dificultad para definir las necesidades de talento.
- Mejora de la experiencia del empleado, con todas las herramientas digitales disponibles, como el big data y el people analytic, de tal manera que facilites los procesos y sean accesibles con libertad geográfica.
- Desarrollo de la comunicación interna digital, que repercute a su vez en mejorar el clima laboral.
Ejemplos de innovación
Una de las empresas que ha implementado el design thinking en la gestión de sus recursos humanos es Coca-cola. Pasaron de considerar a los trabajadores como empleados a considerarlos clientes de sus servicios. De esta manera, en la fase de empatía les realizaron preguntas clave sobre cómo humanizar el entorno digital, analizaron el uso de los servicios y midieron el nivel de disfrute de los empleados. A partir de esta información elaboraron el Employee Experience Journey Map o Mapa de la Experiencia del Empleado. Finalmente, se tomarían las decisiones de la compañía, ajustándose a las verdaderas necesidades de sus trabajadores.
En el ámbito del reskilling y el upskilling, Nestlé parte del día a día del empleado para crear una simulación que conlleva la formación implícita, con programas de aprendizaje experiencial muy intuitivos.
Grandes multinacionales como, por ejemplo, P&G llevan años apostando por esta metodología. Su gestión de recursos humanos se basa en crear una nueva mentalidad que permita adquirir aptitudes y capacidades útiles en todos los proyectos de la empresa, sea cual sea la naturaleza de estos.
Y es que la innovación empresarial, al implantar el design thinking, recorre todos los aspectos de la compañía, desde los espacios físicos o los híbridos mayoritarios de la actualidad hasta la forma de comunicarse y relacionarse entre sí de los trabajadores. Al lograr una experiencia de lo más satisfactoria, la mejora de los índices de productividad está asegurada.