Aunque la enfermedad más nombrada desde marzo de 2020 sea la COVID-19, ni es la única, ni está libre de consecuencias asociadas. Uno de los riesgos psicosociales que ha aumentado considerablemente tras la declaración del estado de alarma ha sido el estrés laboral. Reconocido como una enfermedad desde 2004 por la OMS, se manifiesta con síntomas que puedes detectar tú mismo.
Tras leer esta entrada tendrás herramientas para saber si tu estado laboral te provoca estrés (diagnóstico) y recursos para aprovechar lo positivo y reorientarlo hacia el bienestar laboral (soluciones).
¿Esto es estrés laboral?
Puedes confundir el estrés laboral con una situación pasajera de alta demanda en tu puesto o de muchos cambios, probablemente por los ajustes necesarios que haya habido que hacer en tus tareas para enfrentar las consecuencias de la COVID-19. Sin embargo, el estrés laboral no es una enfermedad reciente. Ella y su consecuencia radical, el burnout, es uno de los riesgos psicosociales más frecuentes en el ámbito laboral. Algunos de los síntomas son compartidos pero la diferencia es de grado y de límites.
La primera definición que se suele facilitar es de la década de los años treinta de siglo pasado. El austríaco Hans Seyle definió el estrés laboral como “la respuesta no específica del organismo a cualquier demanda del exterior”. Más adelante, en 1970, se enuncia esta otra definición: “Desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas)”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debes prestar atención a las siguientes manifestaciones:
- Dolores de cabeza o cefaleas
- Fatiga
- Ansiedad
- Dificultad en la cognición
- Depresión
- Comportamiento irascible
- Padecimientos cardiacos
- Lesiones lumbares
- Insomnio
- Malestar estomacal
En la actualidad, la terminología más usada es la que tiene que ver con el impacto de las nuevas tecnologías. Así observarás que puedes manifestar tecnoestrés y sus derivadas: tecnofatiga, tecnoansiedad y tecnoadicción.
Estás protegido por el derecho laboral
En el Estatuto de los Trabajadores ya queda garantizada la salud del trabajador, atendiendo a las obligaciones y recomendaciones que debe cumplir el empleador para lograr el bienestar laboral de su plantilla. Desde la aparición de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995) el trabajador queda amparado ante una situación de estrés laboral.
Por otra parte, la normativa específica, por ejemplo, la nota técnica de prevención (NTP) 1150 de 2020, ha avanzado en esta dirección, especialmente al tener que tomar nuevas medidas por el teletrabajo y la flexibilidad requerida tras la COVID. Este documento atiende a los “riesgos ergonómicos en el uso de las nuevas tecnologías con pantallas de visualización”. Tales condiciones han motivado el aumento de trabajadores que están de baja por estrés laboral.
Herramientas para transformar el estrés laboral
Precisamente por gestarse y desarrollarse en el ámbito laboral, es en este contexto en el que puedes encontrar los anclajes y recursos necesarios para sortear el impacto negativo de las situaciones estresantes. Por el contrario, lo ideal, tu objetivo, es aprovechar la fuerza e impulso que puede suponer dicho marco y transformarlo para alcanzar tus logros. Esta es la razón por la que se suele distinguir entre distrés, con impacto negativo, y el eustrés, con posibilidades positivas.
Ante un malestar asociado al trabajo, la primera pregunta con la que te encuentras es: ¿a qué se debe? Uno de los profesionales que te puede ayudar a gestionar la situación es un terapeuta ocupacional. Entre sus funciones está la de acompañarte para analizar y reflexionar sobre las causas del estrés laboral en tu caso:
- Exceso de carga o falta de descanso y desconexión.
- Falta de definición de las funciones del cargo.
- Condiciones laborales como excesivo esfuerzo físico o alta exposición a ruidos o tóxicos.
- Ausencia de conciliación con la vida personal o familiar.
- Liderazgo conservador que no permita la participación y responsabilidad del trabajo.
- Mala relación con compañeros o mandos intermedios.
- La actual incertidumbre ante el futuro, tanto por despido como por ausencia de promoción de tu carrera profesional.
¿Acciones para combatir este tipo de estrés?
El primer motor para cambiar y salir de un malestar es observando dónde y cómo te encuentras. A partir de ahí, la siguiente pregunta será: ¿cómo puedo solucionarlo? Existen recursos y opciones para manejar el estrés laboral y evitar que tenga un impacto negativo en tu salud:
- Hasta las máquinas descansan. Es importante desconectar de la actividad. Si te notas enojado o fatigado, interrumpe la tarea. Incluso si este descanso es breve, es eficaz. Piensa en esas minisiestas que resetean el sistema o cuando paras en un viaje a estirar las piernas o a tomar un café express.
- Límites claros. La valoración del puesto de trabajo es esencial. Necesitas saber qué se espera de ti y qué tareas has de realizar. Crear una descripción del puesto te dará mayor sensación de control y, por tanto, aliviará el estrés.
- Aprende a decir que no. En la vida hay que rechazar ofertas. Aceptar más trabajo del que puedes realizar perjudica gravemente tu salud. Colabora con compañeros o partners para establecer expectativas realistas. Un registro de los logros diarios puede ser un excelente método de evaluación y programación a medio/largo plazo.
- Evita el abuso de las tecnologías. Si los problemas son para conciliar el sueño, un recurso puede ser desconectar los dispositivos un par de horas antes de dormir. En épocas de omnicanalidad y flexibilidad, marcar el límite de uso de móviles y consulta de mails es necesario para garantizar el derecho a la desconexión.
- Planificar y organizarse es el camino. Aunque pueda parecer que pierdes el tiempo, dedícate esos minutos en la mañana o en la tarde anterior para diseñar una lista de tareas y ordenarlas jerárquicamente en función de la urgencia con que hay que resolverlas.
- Disfruta del tiempo libre. Aunque sea un solo día, bloquea todo lo demás y aprovecha el tiempo de calidad con tu familia o amistades, sal al campo o ejercita otros músculos distintos a los habituales. Tomar distancia y saborear otras emociones relativiza la percepción de los problemas que son causa del estrés laboral.
Si ves que todo esto no cambia la situación, quizá es el momento de cambiar de aires: busca otro trabajo y alcanza el bienestar laboral.