Las entrevistas de trabajo son, sin duda, situaciones estresantes. En apenas unos minutos se supone que tenemos que brillar, demostrar inspiración, seguridad y compromiso y revelar un sinfín de cualidades y skills. Si a eso le sumamos que hay cosas importantes en juego, se entenderá que a muchas personas les cueste sobreponerse a los nervios.
Este artículo te ayudará a reconocer y controlar las causas y los desencadenantes de esenerviosismo. Además, te proponemos varias técnicas para aplicar antes de la entrevista y durante la misma. ¡Que los nervios no mermen tus oportunidades laborales!
Nervios antes de una entrevista de trabajo: así se comportan nuestro cerebro y nuestro cuerpo
La mejor manera de contrarrestar el miedo y el estrés en una entrevista de trabajo es ser conscientes de lo que está ocurriendo dentro de nosotros en ese momento.
Lo cierto es que las entrevistas de trabajo, sean del tipo que sean, siempre nos generan nerviosismo. Con esta reacción, en realidad, nuestro cuerpo solo tiene buenas intenciones: nos jugamos algo importante y el cerebro sabe que tenemos una prueba por delante, así que inunda nuestro cerebro de adrenalina para que estemos alerta y permanezcamos atentos y productivos. Por lo tanto, no pienses en tus nervios como algo que debas reprimir totalmente; no hay que anularlo (además es imposible), sino solo tenerlo bajo control.
Pero, precisamente, lo malo de los nervios es que se retroalimentan: cuando notas que algo no va bien, el efecto puede acumularse e intensificarse. La inseguridad se dispara y dejas de centrarte en la entrevista o en las preguntas del reclutador para pensar únicamente en tus nervios, en el miedo, en las ganas que tienes de que termine la entrevista. El miedo al fracaso, en tales casos, suele convertirse en una profecía autocumplida.
Además de ese miedo al fracaso, los nervios en una entrevista de trabajo están provocados por sentimientos de impotencia e indefensión. Ante un escenario desconocido y que no está bajo su control, el candidato se siente en desventaja e incluso a merced de la situación.
Conocer las causas de tus nervios ya es un avance. Pero, si días antes de la entrevista ya te estás volviendo loco o loca, o si temes sufrir un bloqueo mental en el momento decisivo, necesitas urgentemente algunos trucos para relajarte.
Antes de la entrevista: no dejes nada al azar
- Prepara la entrevista de forma concienzuda. Resulta clave saberse bien preparado para la entrevista: informarse sobre la empresa y el perfil que buscan, tener pensadas preguntas que demuestren nuestro interés y preparar buenas respuestas a las preguntas clásicas de una entrevista.
- Piensa en el vestuario con antelación. Elegir mal nuestro atuendo es uno de los errores típicos en una entrevista de trabajo. Pero es que, además, sentirnos seguros, guapos y cómodos alimentará nuestra sensación de control y seguridad. Así que piensa en el atuendo más adecuado con antelación y tenlo preparado. Si tienes tendencia a transpirar en situaciones de estrés –una respuesta fisiológica normal, pero que nos incomoda a todos–, ponte una americana o cualquier prenda que evite que los surcos de las axilas sean evidentes. ¡Te evitarás distracciones!
- Sal de casa con tiempo. ¿Por qué no llegar a la cita con 30 minutos de antelación y caminar un poco por los alrededores? El ejercicio tiene un efecto relajante y reduce el estrés. Además, llegar con un poco de antelación a la oficina nos dará margen para realizar ejercicios de respiración en la sala de espera (siguiente consejo).
En la sala de espera
- Res-pi-ra. Ahora es el momento de hacer algunos ejercicios de relajación básicos y sencillos, centrados en la respiración. Y es que muchas personas tienden a respirar superficialmente y desde el pecho en situaciones de ansiedad, lo que entre otras cosas reseca la boca e incluso hace que nuestra voz sea chillona. Respirar conscientemente hacia el estómago y haciendo pequeñas retenciones de aire ayuda a aliviar la tensión es una técnica increíblemente efectiva.
- Ahora, un poco de mindfulness. Recuerda que, si estás en esa sala de espera es porque ya has superado unos cuantos obstáculos. Tu solicitud es convincente y ya te has impuesto a muchos competidores, así que, en cierta forma, ya has ganado. Esto debería tranquilizarte y aumentar tu autoconfianza. Ahora es, sencillamente, el momento de conocer personalmente a tu posible empleador y averiguar si hay química entre ambas partes. No te veas en el papel de «suplicante», sino en el de proveedor de un servicio. Una relación laboral tiene que ser un buen arreglo para ambas partes.
- ¿Boca seca? Es normal cuando se está nervioso: producimos menos saliva debido a la excitación. Además, muchas personas respiran por la boca cuando están nerviosas o excitadas. Masticar un chicle o chupar un caramelo estimula de nuevo la producción de saliva y tiene un efecto calmante adicional. ¡Acuérdate de sacártelos de la boca antes de entrar a la entrevista!
Durante la entrevista
El lenguaje corporal
No siempre decimos lo que pensamos. Pero nuestro lenguaje corporal revela lo que sentimos. Por eso tiene un peso enorme en las entrevistas de trabajo. Dominarlo te beneficiará de dos maneras. Por un lado, transmitirás a tu empleador tres cualidades esenciales para él: seguridad, asertividad y equilibrio. Por otro lado, te ayudarán a mantener los nervios a raya. Algunos consejos básicos:
- Siéntate en posición erguida. Facilita la respiración y, con ello, la oxigenación del cerebro.
- Ojo a cómo mueves las manos. Evita cruzar los brazos, tocarte el pelo o la cara constantemente o agitar las manos demasiado. Si eres tímido, utiliza la cámara de tu móvil y grábate. El objetivo es reconocer y detener sus propios microgestos nerviosos.
- Mira al entrevistador a los ojos. Una mirada esquiva o perdida transmite exactamente lo opuesto a lo que queremos transmitir: inseguridad y falta de franqueza. Mirar al entrevistador a los ojos te ayuda a recordar que lo que tienes delante es, pura y simplemente, otro ser humano que está haciendo su trabajo.
- Sonríe. En los minutos previos a la entrevista y posiblemente durante la misma es posible que no tengas ganas de sonreír, pero deberías hacerlo.Sonreír es un dopaje natural y positivo: incluso si te obligas a hacerlo, relaja los músculos de la cara, te libera de la ansiedad, rompe el hielo, nos predispone a nosotros mismos y a los demás a un ambiente distendido.
El paralenguaje
El tono, el volumen, el ritmo y los silencios al hablar aportan mucha información sobre cómo somos y cómo nos sentimos. Hablar de forma sosegada y pausada transmite seguridad y tranquilidad y, a la vez, reduce de forma natural los nervios. Emplea la técnica de oír lo que estás diciendo: es infalible para no perder el hilo y no decir cosas que no proceden.
Cómo abordar tus puntos débiles
Las preguntas sobre los puntos débiles de los candidatos parecen ponerlos entre la espada y la pared. “¿Por qué dejaste la universidad?”. “¿Por qué te despidieron de tu anterior empleo?”. No lo tomes a pecho ni sospechces que hay mala voluntad: los responsables de personal a menudo solo están interesados en hallar una explicación y comprobar que hay un enfoque constructivo de los puntos débiles. Ser consciente de ello te ayudará a reducir el estrés.
Recuerda también que las interrupciones o lagunas en el currículum hoy en día son más la norma que la excepción: ¿quién ha sido capaz de recorrer en línea recta la distancia de A a B, sin el menor titubeo o interrupción? Prepara buenas respuestas, pero no intentes aprenderlas de memoria: ¡eso haría que tu confiase flaquease de nuevo!
Por último, recuerda: incluso si tienes en cuenta todos los consejos anteriores, el nerviosismo no desaparecerá por completo. Es normal y, en el fondo, necesario: un poco de estrés y adrenalina son beneficiosos para darlo todo, porque favorecen la concentración y el rendimiento.