Un perfil executive tiene que ver con la asunción de posiciones de liderazgo. Se trata de puestos de managers, con formación específica (como un MBA). Son cargos de responsabilidad cuya misión es materializar los objetivos que se marcan confluyendo con las líneas estratégicas del negocio. La visión de un perfil executive está alineada con la estrategia del negocio y tiene la capacidad de conducir su equipo hacia el logro de esas metas.
De un perfil executive además se espera que tenga la capacidad de resolver en circunstancias críticas y tomar decisiones, a veces difíciles, para salir de atolladeros. Pero también de contar con una mirada global y experta del negocio. Te damos algunas claves para fortalecer tus cualidades executive.
Cómo ampliar el conocimiento del negocio
El carácter poliédrico de una organización permite abordar su conocimiento desde diferentes perspectivas. Incorporar la cualidad de un ojo de insecto será la aportación de valor de un perfil executive y se podrá hacer a través de acciones como las que te mencionamos a continuación.
Sentarse al lado de un operario de producción es lo que debería hacer un manager cada tanto. Mantener un flujo de comunicación a través del que puedan canalizarse posibles mejoras o problemas y que permita tener un conocimiento de primera mano del desempeño que se produce en el corazón del negocio.
En otro lado de ese poliedro, proyectando la mirada hacia afuera, estaría la capacidad para calibrar factores externos que pueden impactar en el desarrollo de un producto o de su salida al mercado. O saber qué tipo de mejoras, en cuanto a innovación, introducir o cómo está trabajando la competencia.
Estar al día de las novedades del sector es fundamental para un perfil ejecutivo. Informarte es un ejercicio que deberías hacer a diario, guardar unos minutos para leer sobre el sector en los medios especializados. En este sentido, el inglés es el idioma en el que profesionales de todo el mundo debaten, publican y contribuyen a la cultura de un sector. Leer medios en este idioma te garantizará estar actualizado. No está de más consultar la formación que va apareciendo sobre nuevas herramientas. Y, desde luego, agendar determinados eventos clave y presentaciones será necesario para nutrir el vínculo con la rama de actividad.
En un nivel interno, actividades como favorecer encuentros con los demás departamentos y saber qué se hace allí te dará una perspectiva global imprescindible para tu labor. Plantéalo como una oportunidad de colaboración desde tu departamento, de estar implementando mejoras a la estructura para fortalecer vínculos.
La organización y planificación, clave en un perfil executive
Cuando se habla de la capacidad de organizar y planificar en un mando, se hace referencia a la habilidad para dirigir actividades y tareas, establecer horarios y coordinar las actividades de grupos e individuos para completar los objetivos a tiempo y dentro del presupuesto.
Se puede optimizar y potenciar esta cualidad mediante el establecimiento de prioridades gracias a un calendario. Llevar una agenda semanal que revisar y tener a mano para consultar evitará olvidos y mantendrá el control sobre cada tarea y la coordinación entre ellas. Ayúdate de un mapa para que puedas visualizar y tener en cuenta los vínculos y relaciones que necesitas tener presentes para llegar a objetivos.
Otra posibilidad es la técnica SMART aplicada a tus objetivos. Es decir, tradúcelos de manera que sean específicos, muy concretos (specific), medibles, que puedan contabilizarse (measurable), alcanzables, deben estar dentro de tu campo de acción y ser realistas (achievable), relevantes, que tengan impacto para otros procesos (relevant), con un límite de tiempo que evite alargarlos (time-bound).
Elige un momento al final de la jornada para evaluar lo que se ha hecho y qué queda pendiente. Te ayudará a supervisar el proceso, el punto en el que se encuentra y corregir a tiempo.
Las claves fundamentales en el liderazgo
Una de las cualidades más visibles de un perfil executive es el liderazgo. Entendido desde la capacidad para la toma de decisiones y la iniciativa. El liderazgo también que tiene que ver con la habilidad para lograr la motivación de otros, de persuadir a las personas para que se esfuercen en conseguir ciertos objetivos, como impulsor del buen desempeño y compromiso de la plantilla.
Pero el liderazgo además tiene que ver con la confianza que forja una competencia técnica consolidada. Esta confianza está basada en la percepción que de ti se tiene como experto en la materia. Es decir, un perfil executive se enriquece cuando cuenta con lo que se conoce como habilidades en forma de T. Esto es, por un lado, el tramo vertical de la T señala un conocimiento técnico profundo. El tramo superior horizontal hace referencia a cualidades trasversales que pueden transferirse a otras disciplinas y que convierten tu perfil en versátil. Por ejemplo, el pensamiento crítico, las dotes de negociación o la capacidad de comunicarse eficaz y asertivamente.
Influir sobre los demás tiene mucho que ver con conocerlos, saber qué ofrecer. Así como el generar confianza sabiendo delegar. La empatía será el mejor aliado para el liderazgo.
Genera empatía a través de la lectura. Sumérgete en los relatos que proponen vidas diferentes a la tuya. Lee sobre vidas que te alejen de tus cánones, que te hagan identificarte con problemas que no son los que tú tienes y trata de imaginar o comprueba cómo se resuelven. Ampliar tu rango del comportamiento humano te ayudará a ser más empático y contar con más herramientas para la negociación. Y, para algo crucial como es la influencia sobre los demás. Por supuesto, siempre bajo un comportamiento ético tanto personal como profesional.
Tener a punto las propias herramientas: el autoconocimiento
Una parte fundamental de las capacidades de liderazgo tiene que ver con ser consciente de las propias cualidades y límites. Qué rasgos personales necesitan desarrollo y con cuáles se puede contar para movilizar al resto. Saber trabajar en uno mismo la inteligencia emocional, la comunicación o la resolución de conflictos. Confiabilidad, manejo del estrés, gestión del tiempo, adaptabilidad, conciencia…
Algunos de los aspectos que se pueden trabajar en cuanto a la autogestión emocional es la paciencia. Entendiendo que cada persona tiene un proceso, una curva de aprendizaje y le acompañan sus circunstancias. Esto es clave en el trabajo en equipo, saber acomodar tiempos. La meditación puede ser una buena técnica para mejorar la paciencia y mantener la calma mientras se espera.
Es verdad que un perfil orientado hacia la coordinación y la organización de tareas como puede ser un mando o executive tiene que gestionar un equilibrio en procesos que se dan de forma simultánea y saber hacerlos confluir en determinando momento. Esto no quiere decir que no puedan establecerse prioridades, límites y que se obtenga una higiene en cuanto a la atención y concentración eliminando en la medida de lo posible las distorsiones o el ruido.
El flujo de peticiones que llegan también puede organizarse con técnicas como el método GTD (Getting Things Done) o Kanban, o establecer tus propios protocolos.