El sector agrario ha cambiado tras la pandemia, con mayor puestos de trabajo que ofrecer y una gran necesidad de cubrirlos eficazmente. Este es uno solo de todos los servicios que puede ofrecer una empresa especializada en recursos humanos en el sector agrario. Aquí leerás algunas pinceladas sobre la situación actual, un listado de ventajas de contar con una ETT para la gestión de los equipos en el campo y las propuestas de desarrollo y digitalización del trabajo en el entorno rural y agroalimentario.
Situación actual del sector agrario
El sector agrario ha sido el protagonista, en la última década, de frecuentes incidencias y reclamaciones en cuanto a los recursos humanos se refiere. Llama la atención que el 95% de las empresas del sector son pymes y el 80% con menos de 10 trabajadores. Sin embargo, desde la pandemia se ha visto reforzado y en crecimiento progresivo, principalmente al consolidarse como una producción esencial, es decir, como bienes de primera necesidad. El sector agrario es considerado un sector estratégico en la economía española.
Este contexto brinda la oportunidad a las empresas para actualizar y mejorar las condiciones laborales del sector. En diversos informes y comunicados de ETT, queda manifiesto el propósito de muchas compañías de facilitar la gestión de los equipos agilizando y simplificando los procesos, así como mediando en las relaciones laborales entre empresas y trabajadores del sector agrario.
Al analizar la situación del sector agrario, uno de los factores a tener en cuenta es que un gran número de jubilados sigue realizando labores agrícolas y, con ello, se ven alterados los datos oficiales. Además, recuerda que durante el confinamiento se aprobaron medidas extraordinarias que fomentaban la contratación de personas desempleadas o afectadas por un ERTE.
Ventajas de contratar a una ETT
La gestión del capital humano es fundamental en el sector agrario. Contar con una empresa especializada como una ETT aporta diversas ventajas:
- Facilita la contratación de personal temporal con experiencia y, normalmente, buenas condiciones físicas para el trabajo exigente, en un corto espacio de tiempo. El sector agrario necesita una gran flexibilidad en la contratación para adaptarse a las diferentes variables que afectan a las cosechas. Objetivo: procesos de selección más cortos con una incorporación inmediata.
- Ofrece la formación específica para trabajar en la empresa y contribuye así a la prevención de riesgos laborales (PRL). Los casos donde se da mayor número de accidentes son con maquinarias, con trabajos en altura, con manipulación de cargas muy pesadas o en el manejo de animales.
- Gestiona la administración de salarios y retribuciones con estándares de cumplimiento. Según la estadística “Índices y salarios agrarios” publicada en enero de 2021, estos han presentado un incremento del 1,25% respecto al mismo mes del año anterior. La actualización de los salarios, tanto en el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) como en lo que debe cobrar cada trabajador por día (48,19 € para personal eventual y temporero), es fundamental para optimizar el desempeño en las tareas del sector agrario.
- Garantiza el conocimiento de legislación en cada caso, ofreciendo si procede, consultoría agrícola que asesora en materia jurídica y laboral.
- Cuenta con la firma electrónica para la gestión documental y contractual.
Destaca entre las ventajas la gestión en la contratación de perfiles especializados demandados con la digitalización de procesos. Desde la Estrategia de Digitalización del sector agroalimentario y forestal del medio rural, iniciativa del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se persigue la “eliminación o reducción de las barreras técnicas, legislativas, económicas y formativas existentes”. Aunque no hay que olvidar que muchos de los trabajos de cultivo y recolecta no son susceptibles de mecanizarse y, por lo tanto, el empleo humano es vital para la supervivencia del sector.
Contar con perfiles especializados es uno de los objetivos empresariales, pues contribuye a garantizar que el producto llegará a sus consumidores en las mejores condiciones y con máximos de calidad. Uno de los servicios que ofrecen las ETT en esta línea es el tratamiento integral del outsourcing. Las pymes o cooperativas externalizan el trabajo de las áreas que no pueden cubrir o para los tramos de la cadena de producción donde no pueden ofrecer un servicio, porque sea estacional, por ejemplo. Es decir, en ocasiones la externalización de la cobertura solo es necesaria reforzando los recursos humanos por una campaña o para la cosecha.
Desarrollo rural en el sector agrario
Otro de los objetivos de la Estrategia de Digitalización del ministerio: “contribuir al liderazgo de un sector agroalimentario sostenible económica, social y medioambientalmente, y al poblamiento activo del medio rural haciéndolo un lugar más atractivo, vivo, dinámico y diversificado, generador de riqueza y de empleo de calidad, con especial atención a jóvenes y mujeres”. Estar alineado con esta estrategia es estarlo con la Unión Europea y el objetivo transversal de la Política Agrícola Común (PAC) post-2020 de modernización.
El sector agrario es vector de desarrollo, como vienen demostrando los Grupos de Desarrollo Rural (GDR), asociaciones privadas de ámbito supramunicipal que engloban agentes públicos (ayuntamiento, mancomunidades) y privados (organizaciones empresariales, agrarias, sindicales). Como empresa, es una ventaja competitiva colaborar con los GDR y las ETT en aras de lograr impulsar la diversificación económica, la creación de empleo y, por tanto, mejorar la calidad de vida en el entornos rural.
Es muy interesante, incluir la perspectiva de género en el contexto agroalimentario. En particular, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) ha denunciado abusos de la industria y falta de ayudas públicas, siendo ellas las que mayoritariamente se han hecho cargo de los cuidados tras la pandemia. Y es que entre los objetivos generales (2021-2027) de la PAC se destacan 9 específicos de los merece la pena transcribir uno: “Promover el empleo, el crecimiento, la inclusión social y el desarrollo local en las zonas rurales, incluyendo la bioeconomía y la selvicultura sostenible”.
Otra de las reclamaciones del sector agrario es la activación de un plan de prevención de riesgos laborales, especialmente tras el incremento de muertes en el 2020. En esta línea, también es necesaria la formación de los profesionales y potenciar al máximo el relevo generacional. Contar con agentes especializados como una ETT facilita el diseño y la implantación de este.