Como sucedió el año pasado, el regreso de las vacaciones supone una vuelta de tuerca a volver al trabajo. Pero este año mucho más porque en cantidad de empresas todavía no se había implantado todavía el horario presencial. Con la pauta de la vacuna ya completa, no hay escusas. Analizamos esta situación y te ofrecemos consejos para readaptarte.
Hace un año, aún había gente que echaba de menos la oficina física. En estos momentos, la capacidad de adaptación al entorno ha hecho su labor, por fin se estaba tan a gusto en casa y ahora se hace un mundo volver a las antiguas rutinas.
El teletrabajo ha conseguido mantener la productividad, pero no es la panacea
Despotricamos contra el coronavirus y el estado de alarma, y con razón. Es cierto que muchas familias han sufrido las consecuencias dramáticas de la pandemia. La inestabilidad económica y social continúa latente a nivel mundial. No hay motivos para alegrase de esta situación. Sin embargo, las crisis traen nuevas formas de adaptarse y sería una equivocación centrarse solo en el dolor y no ver también estas nuevas estructuras que se ha creado de manera espontánea.
Una de esas adaptaciones es que las empresas se han digitalizado a marchas forzadas y se ha generado un entramado de teletrabajo. Después de un año y medio, este entramado se va consolidando y en muchos casos logra mantener la productividad del modelo presencial e incluso superarla.
Desde los departamentos de recursos humanos se han visto grandes las ventajas en el trabajo en remoto. Suelen traer aparejado el bienestar de la plantilla y un ahorro en costes de suministros. Así pues, independientemente de la pandemia, el teletrabajo parece que ha llegado para quedarse.
Sin embargo, la presencialidad no deja de tener sus muchas ventajas también y las empresas no quieren perderlas. Por este motivo, están proliferando las jornadas mixtas, con unos días a la semana de trabajo presencial y otros días en remoto.
La ansiedad de volver a la oficina después de las vacaciones
La angustia de volver a la rutina puede llegar a provocar una sensación de depresión. Especialmente si estás donde no quieres estar. Durante el verano, incluso aunque se esté trabajando, el cambio de hábitos suele ser rompedor. Justo cuando ya tenías tus rutinas tan integradas que pensabas que tu vida iba a ser siempre así, tienes que volver cambiarlas. El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación, pero también supone un coste para su salud mental. Al menos hasta que vuelva a adaptarse. Y además hay que contar con que unas personas son más dinámicas y otras más estáticas, y estas últimas les cuesta aún más.
Si a esto le sumamos que hay que volver a integrar el hábito de la presencialidad, la cuestión se agrava. Porque no todo el mundo mantiene un ambiente saludable en su puesto, por ejemplo. Y la supervisión de los mandos puede llegar a ser mucho más agobiante cuando los tienes delante. Súmese a esto el tiempo de desplazamiento como parte de la jornada. Una parte por la que no te pagan y que te obliga a conciliar con tu vida personal. Por añadidura, hay un horario de entrada y de salida mucho más marcado, y muchos más ojos que contemplan tu puntualidad.
Mima tu salud: tolerancia ante las nuevas situaciones y cuidar las emociones
Sin frivolizar con la enfermedad (pues hay estados que necesitan contar con ayuda profesional y no tenemos autoridad para hablar de este tema), no te permitas caer en depresión. Es tan importante cuidar la salud mental como la física. Una puede tanto sanar como perjudicar a la otra. Basándonos en este precepto, mantener un equilibrio va a ser lo que te permita afrontar este periodo, que no hay que subestimar tampoco. En ocasiones, se arrastra una fragilidad emocional y este puede ser el desencadenante de una pequeña crisis.
Cuidar las emociones va a suponer una parte importante para lograr esa estabilidad que necesitas en estos momentos. Permítete sentir esa angustia, reconoce que es un momento un poco más complicado; no eres de acero, sino de carne y hueso. A partir de ahí, puedes empezar a contemplar tu situación como si te sentaras en una butaca de cine y estuvieran proyectando tu vida. No tiene sentido que rechaces la situación, asume que ahora son así las cosas. Esto no deriva en conformismo, ¿quieres cambiar? Empieza a actuar, pero siempre sabiendo dónde te encuentras, reconociendo el terreno que te rodea, no negándolo. Este puede ser el primer paso tanto para adaptarte como para transformarte.
Prácticos tips para adaptarse a los nuevos tiempos
Como no sabemos en qué punto te encuentras, vamos a ofrecer tres consejos para cada situación. Te ayudarán en tus propósitos.
Quieres continuar en tu trabajo y solo esperas salvar este momento
Simplemente estás pasando un momento engorroso en tu día a día. Vuelves al trabajo y en modalidad presencial, dos “buf”, pero quieres quedarte:
- Planifica. El orden siempre ayuda a mantener la estabilidad y reconforta si no se lleva al extremo. En caso de que tengas una jornada mixta, cuenta con las peculiaridades de cada jornada y adapta una estrategia para cada modalidad.
- Resetea. Borra todo lo que a partir de ahora no te va a resultar operativo y sustitúyelo por prácticas que se adapten a las nuevas circunstancias.
- Comunica. Habla de esta situación con otras personas, especialmente si son compañeros y compañeras de confianza. ¿Qué está haciendo la gente para llevarlo mejor? Pueden aportarte ideas muy prácticas.
No sabes si quieres quedarte o marcharte
Notas que estás en un momento de cambio, pero te sujetan poderosas razones para continuar donde estás:
- Haz la clásica lista. ¿Te ha invadido el síndrome de la vuelta de vacaciones y presientes que es algo pasajero? Eso es lo que vas a determinar con el listado que rellenarás con ventajas e inconvenientes de cambiar de situación.
- Toma una decisión. El paso anterior ha hecho que disminuya la temperatura y que puedas tomar una decisión en frío. Si has optado por una transformación profunda, pasa a los consejos de la tercera situación.
- Elabora un plan B. Nadie dijo que no te podías equivocar. Errar es humano, así que tener un plan B por si falla la decisión que has tomado va a permitirte reaccionar con mucha más eficiencia.
Tienes claro que quieres dar un gran giro
Percibes que esta vuelta al trabajo significa un punto de inflexión. Ves claro que necesitas un cambio sustancial y que esta será la última vuelta al trabajo en el mismo lugar:
- Define lo que quieres. Es importante apuntar en una dirección para concentrar tus esfuerzos. Se trata de concretar el camino para poder dar los primeros pasos.
- Planifica. Igual que en la primera situación, el cambio requiere planificación. Pero esta vez este orden te va a servir para cumplir con tus objetivos, no para adaptarte a una situación que ya no quieres vivir.
- Prepárate. Una gran parte de las metas profesionales requieren formación y conocimientos. Quizá el cambio no se produzca hasta que este paso no esté consolidado, por lo que añade esta a la lista de tareas que definen tu camino.